PRESENTES DIGNOS SIN DEJAR DE LUCHAR. A 30 AÑOS DEL LEVANTAMIENTO ZAPATISTA
Ma. Eugenia Sánchez Díaz de Rivera[1]
Me ha sido difícil intentar organizar mis ideas y emociones en torno a la celebración de los 30 años del levantamiento zapatista ocurrido el 1.° de enero de 1994. Desde hace varios años he insistido en que los recursos cognitivos, emocionales y espirituales que nos permitían enfrentar o gestionar la realidad ya no nos sirven. Cuando la brutalidad alcanza los límites actuales, lo que está en tela de juicio es la interpretación y nuestras categorías de análisis se han vuelto obsoletas (Sassen, 2015). Y he dicho, además, que tendríamos que hacer el duelo de un futuro que no será.
En los últimos años he intentado desarrollar la categoría de desgarramientos civilizatorios para tratar de entender el resquebrajamiento de andamiajes estructurales e imaginarios de largo aliento que están haciendo explotar antagonismos históricos subyacentes. Desde esta perspectiva, ¿cómo mirar el movimiento zapatista después de 30 años del levantamiento? ¿Desde dónde? ¿Con qué categorías y con qué emociones? ¿Con cuál forma de vinculación y compromiso?
Frente a estas dificultades de comprensión, con frecuencia recurro a la metáfora del rompecabezas para ir colocando piezas que, tal vez, en algún momento podré articular con la ayuda de la lectura de algunas de las miles de páginas que se han escrito sobre el zapatismo desde 1994 hasta la fecha.
Esas piezas que forman parte de ese rompecabezas en relación con lo que ha sido para mí el movimiento zapatista son las siguientes:
- Una subversión desproporcionada
- La irrupción de una narrativa inesperada
- Una revelación iluminadora de la dignidad humana
- Una dolorosa interrogante actual
- Presentes dignos sin dejar de luchar
1. Una subversión desproporcionada
En el clímax del neoliberalismo, en el momento supuestamente glorioso de la apertura del tlcan (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) que significaba el ingreso de México en el llamado primer mundo, declararle la guerra al Gobierno mexicano era una acción absolutamente desmesurada. Era una subversión desproporcionada y los zapatistas eran conscientes de ello. En un comunicado de junio de 2021 dicen: “para el primero de enero de 1994, no imaginamos la derrota, la asumimos como una certeza” (ezln , 2021).
¿Cuáles fueron los antecedentes que llevaron a tomar una decisión de esa magnitud? De acuerdo con Pablo González Casanova (1995) lo que detonó el movimiento fue el cruce de varias dinámicas históricas con distintos actores y cambios legales.
Las dinámicas históricas
Una herencia rebelde. González Casanova destaca la rebeldía ancestral de los pueblos mayas, que resistieron la conquista hasta 1703, momento en que fueron sometidos. Sin embargo volvieron a rebelarse en 1712, siendo este legado el que emerge: “Que hoy los mayas se rebelen de nuevo como tzeltales, tzotziles, choles, zoques y tojolabales corresponde a un legado que produce los mismos efectos en otras regiones de Mesoamérica” (González Casanova, 1995, p. 266).
La crisis de la hacienda tradicional. Entre las décadas de 1930 y 1970 se dieron cambios económicos importantes en Chiapas. La crisis de los latifundios cafetaleros y la formación de las haciendas ganaderas provocaron el desplazamiento de la población indígena, la cual ya no era considerada necesaria por los terratenientes. Por otra parte, al convertirse Chiapas en productor de electricidad y petróleo, antiguos peones acasillados se dedicaron a trabajar en las presas y en las carreteras, pero muchos se fueron a la selva. Y es ahí donde convergieron tzeltales, tzotziles, choles, zoques, tojolabales y mestizos, que al relacionarse entre sí fueron construyendo una conciencia y una identidad de etnias oprimidas.
La violencia de los terratenientes. Lo/as zapatistas, a lo largo de su trayectoria, han recuperado la memoria de violencias inimaginables sufridas por sus pobladores. González Casanova comparte algunos ejemplos de la violencia existente en la zona.
En 1970, en la ribera de Cupic, algunos jóvenes terratenientes se divertían practicando el tiro al blanco contra indígenas medieros. En Simojovel, región donde continuaron existiendo de facto los “peones acasillados”, hacia 1975 estaba vigente el derecho de pernada. En Tapachula, Pichucalco, La Concordia, Joltenango y La Paz había unos cementerios escalofriantes llamados “particulares”, en donde se enterraba a los desaparecidos. (González Casanova, 1995, p. 279)
Los actores
Don Samuel Ruiz y la acción pastoral. El impacto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana llevada a cabo en Medellín en 1968, que favoreció el surgimiento de la Teología de la Liberación, se hizo sentir en la región con la llegada de don Samuel Ruiz como obispo. A juicio de González Casanova, Samuel Ruiz favoreció un trabajo de educación y catequesis extraordinario orientado a la toma de conciencia de la dignidad de los pobladores y a la sanación de la humillación sufrida durante siglos. A esta toma de conciencia se articularon estrategias organizativas ancladas en las prácticas de los pueblos que desencadenaron un proceso organizativo, creativo y de lucha sin precedentes, subraya González Casanova.
El movimiento estudiantil del 68. A mediados de los 70 del siglo xx, los antiguos sobrevivientes del 68 e integrantes de un movimiento armado clandestino, El Frente de Liberación Nacional, empezaron a llegar a Chiapas con la intención de organizar una guerrilla en la zona.
Los estudiantes revolucionarios apreciaron que los ritmos del pueblo no son los de ellos dejaron sus ideas marxistas fundamentalistas y descubrieron que el reordenamiento del mundo solo podría ser de una lucha por la democracia que incluyera y partiera de las autonomías y los deseos de los pueblos indios y de los pobres que no son indios. (González Casanova, 1995, p. 271)
Los cambios legales
El decreto de 1971 y la modificación del artículo 27 en 1991. Los cambios legales exacerbaron los conflictos agrarios, la lucha legal y la violencia de los finqueros. Por una parte, el decreto presidencial de 1971, que le entregó media selva a los lacandones, una etnia casi extinta, para beneficiar el negocio de la madera a la Compañía Forestal Lacandona S. A., significó el desplazamiento de miles de indígenas de diferentes etnias. Por otra, la modificación del artículo 27 constitucional, a partir de una iniciativa de Salinas de Gortari enviada al Congreso el 7 de noviembre de 1991, legalizó los latifundios simulados y legitimó las declaraciones de que ya no había más tierras que repartir, facilitando la privatización de tierras ejidales y comunales por los latifundistas. Estos cambios agudizaron la violencia en la zona.
Es así como dinámicas históricas, actores y cambios legales fueron configurando un dispositivo político muy potente. En 1992, la Marcha de los 500 años de Resistencia Indígena Popular conformaron el Frente de Organizaciones Sociales Chiapanecas. Se había llegado a una situación extrema que explica la desesperanza y la rabia que impulsaron a un levantamiento desproporcionado con todas las posibilidades de ser aplastado en corto tiempo.
“¿En qué momento la angustia, la desesperación, la impotencia se convierten en rabia?”, se preguntan los zapatistas (ezln, 2023a).
2. La irrupción de una narrativa inesperada
El zapatismo irrumpió con una narrativa que descolocó el lenguaje político tradicional y trastocó el discurso revolucionario autoritario y anquilosado.
El movimiento zapatista supera las graves experiencias autoritarias, antiguas y modernas, de caudillos latinoamericanos y “nomenklaturas” al estilo ruso. […] a veces aparece en sus rostros semiocultos una leve ironía inesperada o una grosería juvenil que pide permiso con sentido del humor […] El discurso no descuida al interlocutor más cercano –el indio– ni a las fuerzas progresistas del mundo, ni a los periodistas y los medios de México y los países lejanos, ni a los intelectuales, por sofisticados que sean. (González Casanova, 1995, p. 289)
Juan Villoro (2023) señala que la ruptura de la opresión pasó por la ruptura del lenguaje, llevando al ámbito de la política recursos lingüísticos inéditos.
La anquilosada arena política mexicana no estaba lista para una transformación tan radical del lenguaje. Los comunicados del EZLN combinaron la mitología maya con el realismo mágico, la teoría del Estado con la novela policiaca, el sentido rebelde de la Biblia con la antropología del “México profundo”, las propuestas científicas con los cómics. Esta retórica heterodoxa desconcertó a un país de partido único y oposición minoritaria. (Villoro, 2023)
Narrativas y silencios espectaculares articularon el discurso. Es cierto que, como señalaron algunos autores en su momento, darle excesiva importancia al discurso detonado por el subcomandante Marcos podía darle un papel protagónico que minimizaría el carácter indígena de la rebelión (Vanden, 2014). Sin embargo, la tonalidad de ese discurso, pienso yo, se arraigaba en un largo proceso intercultural y en un espíritu colectivo del que abrevó la creatividad literaria de Marcos.
Las entrevistas y testimonios de las comandantas Ramona, Ana María, de los comandantes Tacho y David, y el discurso de la comandanta Esther en el Congreso de la Unión muestran una novedad no sólo discursiva sino epistemológica. Un discurso que desjerarquiza el conocimiento (Walsh, 2000), como se contempla en Durito, el escarabajo, representante de los guerrilleros zapatistas. Una narrativa que desobedece a los cánones de las ciencias sociales hegemónicas (Mignolo, 2010). Una narrativa que se adelanta a la dimensión artística, estética e irreverente de movimientos de resistencia (International Research Group on Authoritaranism, 2024)
El discurso zapatista parece ubicarse de manera heterodoxa en el corazón de los estudios poscoloniales, decoloniales, descoloniales. Desde el emocionante, irónico, y profundo comunicado ¿De qué nos van a perdonar? (ezln, 1994) pasando por los Relatos del Viejo Antonio, del escarabajo Durito a los comunicados y Declaraciones de la Selva Lacandona se abre un abanico lingüístico provocador. Provocador en su contenido, en su forma y en su específica temporalidad. En su contenido, porque conecta de manera analítica y disruptiva los problemas de Chiapas con los problemas nacionales y con otros conflictos en el mundo; en su forma, porque produce conocimiento pertinente desde el cuento, la parábola y la irreverencia, y en su específica temporalidad, porque coloca al lector ante una concepción “muy otra” del tiempo. “Los más primeros supieron que la memoria era la llave del futuro y que había que cuidarla como se cuida la tierra, la casa y la historia” (Relatos del Viejo Antonio, 1998).
La hazaña social e intelectual del zapatismo consiste en concebir un tercer tiempo: un tiempo es el tiempo de los dioses, otro el de los hombres y un tercero que busca construir condiciones de dignidad y justicia. [….] (Núñez, 2019) “Estamos ante el tercer tiempo que busca el zapatismo: ni círculo ni línea recta: espiral, caracol”. (ezlnb, 2015, p. 26, citado en Núñez).
Podríamos ampliar la categoría de discurso a expresiones muy variadas que detonan nuevas representaciones sociales. Por ejemplo: El encuentro Intergaláctico en 1996, que fue una semilla del movimiento altermundista o la Travesía por La Vida en 2021, que revierte la conquista y potencia la lucha por la vida.
El discurso zapatista presenta una forma creativa e interpelante de relacionar el habla con el silencio. Los silencios prolongados después de cada traición gubernamental hablan, o más bien gritan acerca de ella/os y del país. Un silencio potente fue el que precedió al 13 Baktun y se manifestó el 21 diciembre de 2012. 50 000 zapatistas, hombres y mujeres marcharon en completo silencio en cinco ciudades de Chiapas. Subían a un templete con el puño izquierdo en alto y bajaban sin decir palabra. Posteriormente, el subcomandante Marcos emitió un comunicado.
¿ESCUCHARON?
Es el sonido de su mundo derrumbándose.
Es el del nuestro resurgiendo.
El día que fue el día, era noche.
Y noche será el día que será el día
Es así como la narrativa zapatista irrumpe de manera inesperada perturbando los esquemas discursivos de la política y convocando a cientos de miles de pobladores del mundo. Luis de Tavira dice: “Fue un acontecimiento que cambió el discurso para siempre” (2024).
3. Una revelación iluminadora de la dignidad humana
A qué huele la dignidad, a qué sabe la dignidad, qué flor sería la dignidad, preguntan a los niños y niñas en un taller para “tejer espacios dignos” (Alvarez et al., 2019). En este rompecabezas que comparto, yo diría, huele y sabe a hombres y mujeres zapatistas. Su trayectoria de lucha, de dolor, de celebración desde el mundo de los y las violentado/as y humillado/as es esa flor llamada dignidad. Esa flor llamada Digna Rebeldía. Entiendo que puede tomarse como idealista o romántico, y si algo me ha parecido dañino en las últimas décadas es el de volver romántica e impecable la vida de los pueblos originarios, lo que me parece una nueva forma sutil de racismo y una forma inquietante de proyectar hacia los indígenas nuestras utopías históricamente maltrechas. De modo que, consciente de las contradicciones, incoherencias y errores de los zapatistas, características intrínsecas de lo humano, considero que el movimiento zapatista ha aportado dignidad a la humanidad, no sólo a México y no sólo a los pueblos indígenas.
Han sido una revelación iluminadora de la dignidad humana, porque desnudaron al progreso y a la pseudoidentidad nacional, quitándoles su disfraz; agrietaron al patriarcado desde abajo y a la izquierda; articularon la estética, la poética y la lucha, e hicieron de la vida cotidiana resistencia y resurgimiento
Desnudaron al progreso y a la pseudoidentidad nacional
Revelaron la dignidad humana al quitarle al progreso su disfraz de felicidad humana para todos y al hacer explotar el mito de la identidad nacional.
Desde el 1.º de enero de 1994, el movimiento zapatista visibilizó que la modernidad y concretamente la que en esa fecha celebraba en México el gobierno de Salinas de Gortari, se había construido a partir de dinámicas y estructuraciones históricamente destructoras de la vida y de la dignidad de la mayoría de los pobladores y sobre todo de los indígenas. Posteriormente fueron haciendo ver que esa modernidad se estaba colapsando. En 2015, en vísperas del seminario “El Pensamiento crítico ante la Hidra capitalista”, alertaron sobre la tormenta que viene:
La casa se está cayendo, la viga central cruje, los de arriba han amontonado y siguen amontonando cosas, los de abajo colocan puntales, tantos que ya no se pueden ni mover. Se caerá la casa y a todos les irá muy mal, pero peor a los de abajo. Mejor salirse y construir otra casa.
Recordaron insistentemente que la lucha contra el capitalismo rapaz se arraiga en la memoria de los ancestros, en las heridas de la opresión y la humillación
La memoria no es solo el alimento de la digna rabia, es también raíz del árbol de la dignidad y la rebeldía. En el caso de los pueblos originarios, es una raíz que se hunde en siglos de obscuridad y, que, con los pueblos del mundo, dice y se dice: “nunca más”. (ezln , 2023b)
Es una digna rabia, como la nombraron desde el inicio, porque no se orienta a la venganza, pero sí a la lucha, a la lucha tenaz, creativa, indómita. En un comunicado de diciembre de 2023, se preguntan sobre la rabia:
¿Se hereda? ¿Se adquiere? ¿Se cultiva? ¿Se pierde? ¿Se transforma? ¿Se contagia?
¿En qué momento se convierte en digna? ¿Cuándo empieza a distanciarse del rencor y la venganza? ¿Se acerca a la justicia?
¿Cómo se convierte en raíz histórica de pueblos enteros, diferentes en geografía, en lengua en cultura, historia, tiempo? (ezln , 2023a)
Además de desnudar las trampas de la modernidad, del desarrollo, del progreso, trastocaron de una manera igualmente contundente la llamada identidad nacional (Gómez y Sánchez, 2012).
Su irrupción en el escenario nacional, su trayectoria de 30 años, deconstruyeron el mito de una identidad nacional, antirracista, supuestamente construida por la articulación simétrica de la tradición prehispánica y la tradición europea. La construcción de la identidad nacional en torno a la categoría de mestizo escondió su sustrato de aspiración a la blanquitud racial y cultural que correspondía a la idea de progreso con el que las élites de los siglos xix y xx soñaban para insertar a la nación en la modernidad. El mestizaje como ideología y como realidad se construyó, principalmente, a partir de un proceso violento de desindianización forzada (Bonfil, 1990). Ha sido un mestizaje ideológico con consecuencias paradójicas, porque agudizó el racismo al mismo tiempo que lo escondía. La ideología mestizante ocultó las consecuencias de la herida abierta por el choque de la matriz civilizatoria mesoamericana con la matriz católico colonial, construyendo el mito de que la mexicanidad es el resultado de una fusión matricial horizontal.
El levantamiento zapatista puso en jaque este mito, puso en jaque el ingrediente de superioridad que albergan la identidad del blanco y del mestizo mexicanos. Sentimiento de superioridad que daña, como ya analizaba Fanon (1952) tanto al “colonizado” como al “colonizador”. El zapatismo destruye el imaginario del indigenismo oficial que había domesticado y folklorizado la indianidad y coloca, por primera vez en la historia del país, la posibilidad de un diálogo intercultural horizontal. Ese fue el intento de Los Acuerdos de San Andrés, intento traicionado por el gobierno y por las élites económicas y políticas del país, porque ponía en riesgo no solamente poder y privilegios, sino símbolos e identidades.
Los zapatistas, de manera insistente y terca, han buscado ese diálogo horizontal en los innumerables espacios creados por el movimiento a lo largo de su trayectoria: La Escuelita, Los Encuentros Intergalácticos, los Seminarios, la Travesía por la Vida.
Agrietaron el patriarcado desde abajo y a la izquierda
La dignidad humana ha sido avasallada por el clasismo y el racismo, y lo ha sido igualmente por el sexismo. Entre las contradicciones del discurso zapatista, contradicciones y ambigüedades que de no existir lo habrían convertido en un discurso simplemente ideológico, han habido narrativas sexistas, como feministas europeas acusaron en una ocasión (Vanden, 2014); sin embargo, es un hecho central la forma como en estructuras tradicionalmente patriarcales, emergió la lucha de las mujeres. La Ley Revolucionaria de las Mujeres se creó en las asambleas comunitarias previas al levantamiento y se hizo pública en 1993, antes del levantamiento. Se trata de una reivindicación en la que el concepto de dignidad rebasa al de igualdad. Se articulan la defensa del territorio, la defensa contra la violencia, contra sus cuerpos a partir de una subjetividad interconectada y con frecuencia en tensión entre su ser mujer y su ser indígena (Hernández, 2000). La reconfiguración del sujeto femenino indígena interpela el carácter patriarcal del Estado nación, y su lucha por “lo parejo” cuestiona las relaciones del género. El zapatismo de las mujeres indígenas desordena el género y descentra la nación, afirma Márgara Millán (2014).
El protagonismo de las mujeres a lo largo de los 30 años de lucha ha sido notable. La comandanta Ramona, ícono del zapatismo, rompe el cerco militar el 9 de octubre de 1996 viajando a la Ciudad de México para la constitución del Congreso Nacional Indígena (cni), fue el primer miembro del ezln que salió de Chiapas. La comandanta Esther participó como portavoz del Comité Clandestino Revolucionario Indígena del ezln en el Congreso de la Unión el 28 de marzo del 2001. Impresionantes han sido los Encuentros Internacionales de mujeres que luchan en el Caracol de Morelia que convocaron a miles de mujeres de México y de diferentes países. En esos encuentros las mujeres siempre articularon la resistencia, la lucha y la fiesta. En el inicio del Primer en 2018 dijeron: “podemos regalarnos baile, música, cine, video, pintura, poesía, teatro, escultura, diversión, conocimiento y así alimentar nuestras luchas que cada quien tenemos donde estamos” (ezln, 2018).
Estética, poética y lucha
Un eje central de la mirada y de la práctica zapatista son los siete principios del mandar obedeciendo: Obedecer no mandar, representar y no suplantar, bajar y no subir, servir y no servirse, convencer y no vencer, construir y no destruir, proponer y no imponer. Pienso que ese mandar obedeciendo por el que han luchado, empezando al interior de sus espacios autónomos, se traduce en una forma específica de su rebeldía, la de articular espacios y tiempos de defensa-confrontación con espacios y tiempos artístico-lúdicos. “Dentro del eje discursivo-semiótico del Sistema de las Artes Zapatistas, encontramos varias referencias al mandar obedeciendo” (De Parrés, 2022, p. 465). Esta praxis que hace de lo estético y poético forma de vida cotidiana y acción y lenguaje político es muy profunda. Ha sido dignificante porque ha sido una mediación política desde la memoria de las/os ancestra/os, desde las heridas transformadas y resignificadas, desde la gratuidad, el humor y la imaginación liberadora. Pienso en los niños y las niñas pintando uno de los cayucos para que la delegación que viajaba a Europa en 2021, en la Travesía por la Vida, tuviera en qué regresarse en caso de no ser recibida en tierra europea.
Lo estético y lo poético como experiencia existencial y como lenguaje político están presentes en prácticamente todas sus acciones públicas y en la vida cotidiana. Los Festivales CompArte por la Humanidad de 2016 a 2018 fueron una de las muchas manifestaciones del universo artístico que ha envuelto a los pueblos zapatistas en los que, además, participaron artistas de los cinco continentes. Música, pintura, performance, teatro, escultura, bordado, todo ello como expresión ético-política, todo ello impregnado de rebeldía y de ternura, algo que ella/os han sabido conjuntar.
En el zapatismo, el arte y la revolución no están supeditados jerárquicamente el uno con el otro, ni se oponen como contradicción, ni se entiende el arte como reposo, pausa o divertimiento en un supuesto canal continuo y perfecto de la lucha. Por el contrario, encontramos en el zapatismo desde sus orígenes una concatenación muy particular de saberes y haceres de lo militar, lo logístico, lo estratégico, lo autónomo y lo artístico. (Zagato y Arcos, 2017, p. 94)
La expresión estética de los zapatistas emerge de una autenticidad lúdica, indómita, que convoca el encuentro y desafía a tener esperanza: otro mundo es posible. (De Tavira, 2024)
En un comunicado en 2021 dicen:
Siempre nos preparamos para fracasar…y para morir. Por eso la vida para el zapatismo es una sorpresa que hay que celebrar todos los días, a todas horas. Y qué más que mejor si es con bailes, música, artes. (ezln, 2021)
La vida cotidiana como resistencia y resurgimiento
Me parece que con frecuencia se habla un poco a la ligera de resistencia, cuando hay niveles de entereza que parecen ir más allá de las capacidades humanas. La resistencia de los y las zapatistas tiene un rasgo muy potente, la forma como a cada golpe del Poder, golpes acompañados de un inconmensurable dolor han dado una respuesta creativa y de vida. Su proceso no sólo ha sido de resistencia permanente, ha sido de resurgimiento permanente.
A la traición de los Acuerdos de San Andres por el gobierno de Ernesto Zedillo en 1966 y en un intento de diálogo-reclamación al gobierno de Vicente Fox organizaron, para escándalo de las cúpulas del poder, la Marcha de la Dignidad, la Marcha del Color de la Tierra, que recorrió 12 estados entre el 24 de febrero y 28 de marzo de 2001. A la negativa del reconocimiento de sus derechos colectivos ocurrida posteriormente a la marcha, respondieron creando en 2003 los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno que deslindaban a la población civil del Ejercito Zapatista y que implementaban esa autonomía negada por el gobierno. Al brutal asesinato del maestro Galeano (José Luis López Solís) en 2014 y a la destrucción de la escuela y del hospital del caracol de La Realidad respondieron con una nueva confrontación discursiva y con la reconstrucción de ambos espacios apoyados por los adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Al acoso del gobierno de la Cuarta Transformación favorecedor de la cooptación y del paramilitarismo en Chiapas respondieron en 2021 con la Travesía por la Vida.
La Travesía por la Vida fue de una potencia creadora inimaginable. El escuadrón 421 (4 mujeres, 2 hombres y una otroa) se embarcó en un velero de principios del siglo xx al que nombraron La Montaña. Navegaron hasta el Puerto de Vigo en Galicia, España y desde ahí viajaron para llegar a Madrid el 13 de agosto, fecha conmemorativa de los 500 años de la caída de Tenochtitlan. De Madrid emprendieron un recorrido para dialogar con grupos, colectivos, movimientos en resistencia en varios países de Europa. “Vamos a buscar complicidades… por la vida” dicen en un comunicado (ezln , 2021). Al pisar tierra europea, Marijose, mujer trans tojolabal dijo:
A nombre de las mujeres, niños, hombres, ancianos y otroas zapatistas, declaro que el nombre de esta tierra, que los naturales llaman ahora Europa, de aquí en adelante se llamará: Slumil k´ajxemk´op, que quiere decir Tierra Insumisa. Y así será conocida por propios y extraños mientras haya aquí alguien que no se rinda, que no se venda y que no claudique.
La preparación de esa travesía supuso un trabajo colectivo político y artístico notable. En el traslado de la delegación marítima desde el Semillero de la comandanta Ramona en el Caracol de Morelia a Isla de Mujeres, hombres, mujeres, ancianos, niños y niñas despedían a la delegación con carteles que decían “Lleven la semilla de la dignidad”.
Los pueblos zapatistas no han resistido solamente, han resurgido de manera permanente en medio de una guerra constante durante los 30 años de su existencia.
Sembraron una semilla que está germinando. El zapatismo es como un río subterráneo que alimenta las raíces de muchos otros movimientos, no solamente chiapanecos, y no solamente indígenas y campesinos. (Durán, 2024)
A todos los mexicanos la insurgencia zapatista nos ofreció de nuevo la dignidad (De Tavira, 2024).
4. Una dolorosa interrogante actual
¿Cómo leer el contexto y las realidades de las últimas décadas del siglo xx en Chiapas a la luz de las transformaciones contundentes de estos 30 años en el mundo, en México y en Chiapas?
Las violencias como lógica social, como motor económico, como modus vivendi, como identidad, se exacerbaron en el presente siglo al resquebrajarse andamiajes estructurales y simbólicos que han modificado la morfología de la violencia.
Al inicio mencioné las dinámicas y los actores que detonaron el levantamiento según el análisis de González Casanova, y se puede constar que la realidad social y concretamente la estructuración de la violencia han mutado. La aceleración de las nuevas tecnologías facilitó la globalización del crimen organizado, las trasformaciones geopolíticas se tradujeron en violentas guerras de varias capas, y las redes trasnacionales económicas, políticas y criminales se imbricaron generando una nueva estructuración de la violencia
Y es precisamente en torno a esas violencias en Chiapas que interesa preguntarnos sobre qué está enfrentando el movimiento zapatista a 30 años del levantamiento.
La disputa por el territorio y por sus pobladores
Es un hecho que la disputa por el territorio y sus pobladores por parte de los cárteles del crimen se ha vuelto el centro de la violencia actual en Chiapas.
No es exagerado afirmar que el territorio de la Lacandona ha sido invadido por la delincuencia organizada. Se ha apoderado de su selva. Los narcos han abierto pistas de aterrizaje clandestinas para trasiego de cocaína. Controlan el tráfico de indocumentados. Cobran derecho de piso a pequeños comerciantes y cuotas a prestadores de servicios turísticos. Realizan desalojos forzosos de cientos de familias. (Hernández Navarro, 2023)
A la provocación que los zapatistas significan con su autonomía, con su cuestionamiento al llamado “progreso” y a la racialización histórica, se añade que son un claro obstáculo para nuevas actividades rentables para empresas trasnacionales.
Emiliano Terán (2021) afirma que, en América Latina, el boom de los commodities llevó a una nueva etapa criminal que está relacionada con la política del extractivismo del siglo xxi relacionada con la minería, la madera y otros recursos naturales.[2]
Estamos en presencia de un salto cuantitativo y cualitativo de estos grupos y formas de la criminalidad en América Latina, que implica no solo la expansión de sus organizaciones, así como la sofisticación de sus capacidades de articulación, adaptación y vinculación con diversos ámbitos de la vida social, sino también una creciente incidencia en los modos de gobernanza y el ejercicio de la política regional. (Terán, 2021, p. 419)
Es “la acumulación militarizada-delincuencial, que caracteriza al capitalismo actual”, dice López y Rivas (2024).
¿De qué manera el crimen organizado, la disputa actual entre el CJNJ (Cártel Jalisco Nueva Generación) y el cártel de Sinaloa en esa región tienen que ver no solamente con el trasiego de droga, la trata de personas, el cobro de piso, sino también con la disputa de los bienes comunes?
En el caso de Chiapas, estos recursos naturales de nueva generación –los que interesan a la cuarta revolución industrial, a Tesla y otras grandes empresas transnacionales– se encuentran, en una gran proporción, en la Selva Lacandona, por lo que son otro factor que ha influido en la crisis que se vive en ese estado. (Jurado, 2024, s/p)
Un ejemplo revelador es el de la empresa minera canadiense Blackfire:
En Chiapas se otorgaron un total de 97 concesiones mineras desde el 2000 hasta agosto del 2009 con un total de un millón 115 mil 130.447 hectáreas que representan el 15.21% del territorio estatal (11,151.3044 km2). (Castro, 2012, p. 1)
Entre estas concesiones estaba la de la minera canadiense Blackfire en el ejido Grecia de Chicomuselo para extracción de barita a cielo abierto. La barita es un mineral muy demandando en diversas industrias, como la química, la electrónica, los materiales de construcción, la metalurgia, los textiles, la medicina. La acción de esta minera trajo enormes consecuencias depredadoras para la población y para el entorno vital. Contaminación del agua, deslaves y derrumbes, enfermedades en la piel de los niños, etcétera, etcétera. Los pobladores exigieron el retiro de la minera. Organizaron manifestaciones y encuentros en los que participó también la Iglesia católica, analizaron y tomaron conciencia sobre el grave problema social y ambiental generado por la minera. El 27 de noviembre de 2009, uno de los principales defensores en contra de la minera, Mariano Abarca Roblero, fue asesinado frente a su domicilio en Chicomuselo por presuntos empleados de la empresa canadiense y funcionarios.
En Chicomuselo también, el 21 de octubre de 2023, fue asesinado el profesor José Artemio López Aguilar, uno de los activistas que acompañaba la lucha de los pobladores contra la violencia generada por el crimen organizado en la sierra y la frontera de la entidad. José Artemio López había organizado la Marcha por la paz el 12 de octubre de ese año. Recientemente, el 13 de mayo del 2024 en el ejido Nueva Morelia, del municipio de Chicomuselo fueron asesinadas 11 personas de la población civil (cinco mujeres y seis hombres), de las cuales dos eran catequistas de la Iglesia católica (cdhFrayba, 2023).
En Chiapas, la presencia del ezln es un obstáculo específico a esta economía política criminal.
El universo zapatista: provocación y obstáculo
Hernández Navarro (2023) enfatiza que la guerra contrainsurgente ha sido continua. Al levantamiento en 1994 que intentó acabar con la explotación salvaje de indígenas y campesinos se le respondió con guerra, con guerra de baja intensidad, con la militarización del estado, con el fomento de paramilitares por parte del Gobierno, utilizados por el ejército para combatir al ezln y a la población zapatista, con la cooptación de la población con programas asistenciales y con la vigilancia sistemática del movimiento como lo revelaron las filtraciones de documentos de la Sedena en septiembre de 2022 (García, 2022). Efectivamente, la guerra contrainsurgente ha mutado, pero ha sido continua. Las guardias blancas son ahora los cárteles y el ejército.
Se trata de una nueva forma de guerra que también se niega a decir su nombre, con cambio y continuidad con la anterior, contra zapatistas y sus territorios y gobiernos autónomos. Narcos, aliados y patrocinadores, quieren cercar y estrangular a las comunidades en rebeldía. (Hernández Navarro, 2023)
Pienso que el levantamiento zapatista y la construcción de una autonomía que pone en tela de juicio las lógicas económicas, políticas y simbólicas hegemónicas han sido un obstáculo que va más allá incluso de los poderosos intereses económico-políticos que acabamos de mencionar. El universo zapatista trastoca las prácticas y los imaginarios sociales y políticos. A riesgo nuevamente de hacer romanticismo, diría yo que la emergencia de lo profundo de la dignidad humana es perturbadora para el Poder y también para la inercia social. Por esa razón hay que acallarla.
5. Presentes dignos sin dejar de luchar
Entonces ¿cuál es su futuro? Y ¿cuál es el nuestro? Al inicio de este texto decía que tenemos que hacer el duelo de un futuro que no será. Los zapatistas nos advertían ya hace muchos años que ellos como centinelas que eran, nos avisaban de que se venía una tormenta, y ahora nos lo recuerdan insistentemente en los comunicados más recientes. Y es que ciertamente estamos en una crisis civilizatoria inédita por sus dimensiones planetarias, demográficas y ambientales. El creciente desequilibrio ecosistémico nos ha colocado al borde del colapso. Estamos no en la sociedad postindustrial o de la información, estamos en el inicio del derrumbe de la civilización termoindustrial y con la dificultad de enfrentar ese derrumbe, dificultad material, cognitiva y emocional (Servigne, Stevens y Chapelle, 2022).
Lo/as zapatistas han tenido clara esta situación desde hace muchos años, y han inspirado algo que a lo que yo le he dado nombre posteriormente en algunos escritos. Nos han inspirado a construir presentes dignos sin dejar de luchar y celebrar.
El 31 de diciembre de 2023 inició un festejo para conmemorar el 30 aniversario del levantamiento del ezln. A la celebración llegaron miles de bases de apoyo de todas las regiones zapatistas, personas de colectivos y organizaciones de diferentes partes de México y participantes de una veintena de países, sobre todo europeos. Nuevamente, en medio de la violencia que los rodea, mujeres, hombres, ancianos, jóvenes –muchos jóvenes– niños y niñas celebraron con música, bailes, representaciones teatrales de la lucha por la vida. El subcomandante Moisés, vocero del ezln, anunció un nuevo horizonte teórico y político que podría resumirse en una de sus frases: “La propiedad debe de ser del pueblo y común, y el pueblo tiene que gobernarse a sí mismo”.
En los comunicados previos a la celebración, los zapatistas comparten la forma como han restructurado sus organizaciones de manera a evitar algo que, al parecer, venía ocurriendo, que se rompiera la horizontalidad del poder. En estos comunicados muestran la forma como siguen reinventándose cada día para construir vida y dignidad que florezcan en el largo plazo.
No pretendemos heredar leyes, manuales, cosmovisiones, catecismos, reglas, rutas, destinos, pasos, compañías, que, si se ve con detenimiento, es a lo que aspiran casi todas las propuestas políticas. Nuestra pretensión es más sencilla y terriblemente más difícil: heredar vida.
Porque nosotros vemos que esa terrible tormenta, cuyos primeros ventarrones y lluvias ya azotan al planeta entero, está llegando muy rápido y muy fuerte. Entonces no vemos lo inmediato. O sí, pero de acuerdo con lo que vemos a largo plazo. Nuestra realidad inmediata está definida de acuerdo con dos realidades. Una de muerte y de destrucción que habrá de sacar a flote lo peor del ser humano, sin importar su clase social, su color, su raza, su cultura, su geografía, su lengua, su tamaño y otra de volver a empezar sobre los escombros de un sistema que hizo lo que mejor sabe hacer, es decir, destruir.
¿Por qué decimos que a la pesadilla que ya está, y que no hará sino empeorar seguirá un despertar? Bueno, porque hay quienes como nosotros estamos empeñados en mirar esa posibilidad. Mínima. Es cierto. Pero todos los días y a todas horas, en todas partes, luchamos porque esa mínima posibilidad vaya creciendo y, aunque pequeña y sin importancia –como una semilla diminuta–, crezca y, algún día, sea el árbol de la vida que será de todos los colores o no será. (ezln, 2023)
Todos los días y a todas horas.
Referencias
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[1] María Eugenia es profesora-investigadora de la Universidad Iberoamericana de Puebla (México). Obtuvo un doctorado en Sociología en L’École des Hautes Études en Sciences Sociales, París y realizó una beca posdoctoral Fullbright en Cornell University, Nueva York. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras, nivel 2. En 1973 inició un proceso social e intercultural en la Sierra Norte de Puebla. Vivió y trabajó en esa región nahua-totonaca durante 15 años. En 2003 fundó junto con Óscar Soto la Cátedra Alain Touraine en la Universidad Iberoamericana Puebla. Ha publicado varios libros y artículos en revistas nacionales e internacionales. En 2006 recibió la condecoración de Las Palmas Académicas otorgada por el Gobierno de Francia. Forma parte del colectivo “Llegó la Hora de los Pueblos”. Correo de contacto: eugenia.sanchez@iberopuebla.mx.
[2] Recursos naturales que prefiero llamar bienes naturales o bienes comunes.