Editorial

En este número 4 de Incidencias nos dedicamos a pensar los territorios como elementos constitutivos de nuestras maneras de subjetivación y socialización, no externos entonces al individuo como instruiría una visión intimista de la experiencia humana, llamando la atención y reflexionando sobre la complejidad que atraviesa a procesos tales como la construcción de identidades colectivas a la sombra del suelo habitado, la desterritorialización, las invasiones, el aplanamiento de las territorialidades bajo signo igualador, la reterritorialización y la multiterritorialidad en interdependencia y/o conflicto. En sintonía con la perspectiva latinoamericana sobre el cuidado y la defensa de los territorios, y en contravía de la visión homogeneizadora que nos invita a diagnosticarles sólo para evaluar la disposición de recursos utilizables para la producción, tal visión nos advierte sobre la densidad de relaciones que se despliegan en un emplazamiento humano. Desde tal ángulo la materialidad del “suelo” parece desacoplarse, revelándonos la condición biosociocultural que éste guarda para la comunidad que le habita y en la que él se filtra. Sobre esa base la mirada del y la analista puede ser capaz de contemplar los recuerdos de pasado colectivo que gravitan sobre un terreno, aquellos que proyecta el individuo que le camina y moldea: memorias que dan sentido a una historia comunitaria y a su propia existencia así no exista posibilidad de contacto real del sujeto memorioso con la coyuntura explicativa. Desde esa lente permanecemos también atentos a visualizar espacios de victoria, derrota o confrontación no resuelta, las rutas tomadas por las colectividades en los periplos de adaptación encarados ante las exigencias geográficas inmodificables o ante la presencia de otros colectivos, así como las residencias de extensas genealogías y, aún en hibridación, los rastros de migraciones (deseadas o no, privilegiadas o en escasez) que tratan con nostalgia de rehacer (re-vivir) las maneras de existencia aprendidas en los suelos originarios ocupando el espacio “a modo”. El vínculo abigarrado que existe entre territorio y experiencia habitante se hace entonces ineludible: toma posición preminente el suelo que moldea los pies de quien le camina, el espacio que nos habita mientras lo surcamos.

Las capas de abstracciones situadas, se nos hace evidente, pesan sobre la materialidad geográfica y reconocemos que debemos rastrearlas para aproximarnos con mayor precisión a los laberínticos factores causales de ciertos fenómenos. Recorriendo ese mismo camino que decodifica lo sólido, empezamos a entender al mismo tiempo la profundidad de los argumentos esgrimidos por determinados colectivos para la defensa de los territorios —sus territorios— ante proyectos extractivistas, invasiones de corte neocolonial o burda ocupación bélica. En tal rastreo aprendemos sobre el espectro de cosmovisiones que existen en torno a la relación de los humanos con el medio, palpamos la honda sensación lacerante que deja el despojo, o visualizamos la confrontación latente y actual que se establece entre lecturas que les dan significados transaccionales o no al espacio y/o a la naturaleza. A este punto, esos versos de Alta traición escritos por José Emilio Pacheco parecen cobrar nuevo lustre:

No amo mi patria.

Su fulgor abstracto

es inasible.

Pero (aunque suene mal)

daría la vida

por diez lugares suyos,

cierta gente,

puertos, bosques, desiertos, fortalezas,

una ciudad deshecha, gris, monstruosa,

varias figuras de su historia,

montañas

—y tres o cuatro ríos.

 

Memoria, cultura, identidad e imaginaciones vinculantes, nos queda claro, caminan los territorios. Este dossier demarca en paralelo las tensiones y conflictos que emergen ante las ocupaciones e invasiones logradas, sostenidas o proyectadas por el régimen sociocultural dominante. En este sentido, iniciamos nuestro recorrido justamente con un texto de visión amplia sobre la manera en que se ocupan, despojan y pueden ser reterritorializados los espacios. Con el artículo de Patricia Medina-Melgarejo, Gary Gari Muriel y Bruno Baronnet aprendemos sobre el giro geo/pedagógico en educación, aquel que nos llama a observar las disputas políticas que recaen sobre ese territorio que es el espacio escolar: un lugar que intenta ser homogenizado en contenidos y prácticas en seguimiento de una agenda globalizadora neoliberal y en los que, con un horizonte develador y descolonizador, han surgido en América Latina resistencias desde las «pedagogías en territorios».

Pensando en fórmulas alternativas a la relación con el territorio propugnada por la organización sociocultural dominante, avanzamos en el número con los aportes de Xabier Itçaina, Martín Joshua Rivera Arvizu y Claudia Buso Feregrino. El primero de ellos, analizando el caso del País Vasco Francés, nos enseña que las posibilidades reales de los proyectos de Economía Social y Solidaria están íntimamente vinculadas con el “territorio social” en el que son desplegados y que, por ende, las disputas por otros tipos de producción implican desafíos mayores de modificación y arraigo en las culturas de trabajo vigentes. Por su parte, Rivera Arvizu nos acerca a la cosmovisión del mundo percibido como cuerpo-tierra por el clan Meskuish de la comunidad Kumiay Juntas de Nejí (Baja California) y denota la presión constante que sufren por agentes económicos que, buscando apropiarse de sus territorios, mantienen las dinámicas de la colonialidad del poder. En diálogo con estos aportes, Buso Feregrino nos aclara que los conflictos socioambientales van más allá de tensiones en torno a ciertos recursos o impactos no deseables de los proyectos: suponen la confrontación de narraciones más extensas sobre el espacio y la naturaleza, nos demuestra. En línea con ello, acercándonos aún más al terreno de las defensas y resistencias que a partir de claves culturales otras son ofrecidas a procesos de ocupación/despojo/saqueo de territorios, integran este dossier las contribuciones de Mauricio Arellano Nucamendi, Jemyna Rueda Hernández, Eloy Valdemar Landa Rojas, Rafael Castañeda Olvera y Amairani Morales Chilchoa. Estos artículos nos relacionan con luchas que, integradas con mecanismos de diversa índole y escala, conforman una geografía que se contrapone a las banderas extractivistas y aplanadoras de nuestras maneras de habitar el espacio.

Detallando por su parte coyunturas de tensión aún no resueltas, en los que uno de los actores en juego es uno preponderante del sistema-mundo, sumamos dos textos más. Por una parte, el artículo de Miguel Corona Jiménez, Mar Estrada y René Valdiviezo nos recuerda la precaria situación de garantía de derechos en los que quedan los migrantes irregulares en Estados Unidos. Por otra, y atendiendo la abrumadora coyuntura que se extiende desde octubre de 2023, Elvia Laija Olmedo nos explica la ocupación de la Franja de Gaza en términos de las cargas emocionales que son habilitadas para la construcción de «comunidades imaginadas»; adelantándonos así la fuerza con la que está atado el nudo de conflicto. Estos textos nos dejan entrever el factor de desigualdad para la defensa territorial que rodean a los conflictos sociales y bélicos. Por último, analizando ahora al cuerpo desde la mirada topográfica, una que resalta la constitución cultural de ellos, integran este número los artículos de María Fernanda Rodríguez y Mariana Marín Mendoza. Una y otra autoras nos alertan sobre una mimesis de la invasión territorial en la manera en que son fabulados los cuerpos femeninos permitiendo, a favor de la estabilización del sesgo androcéntrico, la reproducción del poder concedido a lo masculino y sus formas de organización del mundo. El cuerpo-territorio es la categoría conceptual que hila estas contribuciones.

            Un recorrido por múltiples geografías y el entrenamiento de la mirada para desvanecer lo aparentemente sólido es lo que nos ofrece este nuevo número de Incidencias, un dossier que hemos preparado con el interés de adentrarnos en un campo de reflexión emergente y fortalecedor en las Ciencias Sociales.

Nathaly Rodríguez Sánchez[1]

Directora

[1] Politóloga egresada de la Universidad Nacional de Colombia, y maestra y doctora en Historia por El Colegio de México. Sus campos de interés investigativos giran en torno a la historia de las mujeres, los feminismos, el género y la diversidad sexual en Hispanoamérica. Actualmente se desempeña como Académica Investigadora de Tiempo Completo del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana Puebla, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conahcyt (Nivel I) y directora de Incidencias desde 2021. Correo electrónico: 711969@iberopuebla.mx. orcid: https://orcid.org/0000-0001-7408-5439.

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Sobre: Torres Wong, Marcela. El derecho indígena a la autodeterminación en las economías extractivistas. Elementos de la política y la sociedad en América Latina.  Ciudad de México: FLACSO

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Giro geo/pedagógico. Repensar el lugar-territorio: demanda y concepciones desde los movimientos sociales educativos